Parar para volver a disfrutar
A estas alturas del año y de la temporada deportiva una parte importante de las consultas que recibimos en PSICÓLOGOS DEL DEPORTE ONLINE están relacionadas con la sensación de gran agotamiento físico y mental relacionado con el deporte practicado. Todos asumimos que la exigencia a lo que es sometido un profesional a lo largo de la temporada se hace más notoria en estas semanas.
¿Qué nos llama la atención de este estado de agotamiento?
Nos llama la atención que también lo experimentan algunos deportistas amateur. Lo que era una fuente de placer se convierte en el origen de estados de agotamiento, estrés, ansiedad o tristeza entre otros. Es un fenómeno que tiene algunas similitudes con el burnout que se da en el entorno laboral, aunque su origen es distinto. Éste suele radicar en la importancia que la práctica deportiva cobra en la vida diaria de la persona, convirtiéndose a veces en uno de los ejes principales, o incluso desplazando a otros como la familia, el trabajo y la vida social.
Resulta paradójico cuando ellos mismos reconocen que saben que no son ni nunca serán profesionales, pero a la vez dedican cada vez más tiempo y recursos, en ocasiones más allá de sus posibilidades. Inmersos en esta dinámica es habitual presentar lo que los preparadores físicos llaman el sobreentrenamiento. Con la finalidad de aumentar el rendimiento se aumenta la cantidad de carga de entrenamiento hasta llegar a un punto que el cuerpo no lo puede asimilar. El rendimiento cae en picado, acompañado de sentimientos de tristeza y frustración.
Parábola del leñador
La situación es similar a la Parábola del leñador, la cual explica la historia de un leñador que obcecado por cortar cada vez más y más árboles descuidó el mantenimiento de su hacha, hasta tal punto que incluso con más esfuerzo y desempeño su resultado cada vez era peor.
Cuando estos deportistas llegan a nuestra consulta ya son conscientes de que hay un problema, la predisposición a trabajar y mejorarlo es magnífica. Es importante explorar las expectativas, y cuáles de las creencias que se manejan se alejan de la realidad. No se trata de señalar lo que está bien y lo que está mal, sino de ponerlos delante “del espejo” y ver si lo que ven les gusta.
Creemos que llegados a este punto es muy recomendable dejar aparcado temporalmente el deporte en cuestión. Es necesario romper la dinámica, la cual cosa es más sencilla durante las vacaciones o el verano. Poder buscar otras actividades, deportivas o no, que resultan placenteras y que nos aportan la sensación de oxigenarse, por dentro y por fuera, es esencial. Por este motivo animamos a todos aquellos que aún sin llegar al nivel de sufrimiento arriba descrito, dejen aparcados por algunas semanas sus relojes, Stravas, raquetas, palas, zapatillas deportivas, bicicletas, pies de gato, neoprenos …para volver con el hacha más afilada.